Por los pelos

 Mis vacaciones el último verano fueron algo diferentes a lo que estaba acostumbrado, esta vez había podido hacer realidad dos de mis sueños, el primero conocer Turquía y el segundo hacerme un implante capilar, porque, aunque sigo siendo joven había heredado la calvicie de mi padre y eso se notaba mucho en mi cabeza.

En Estambul todo fue fenomenal, aunque al principio tenía un poco de miedo por el idioma, sorpresa mía, aquello parecía Madrid, veía grupos de españoles caminando por las calles, todos con la cabeza vendada pues estaban allí por lo mismo que yo, eso me hizo sentir muy a gusto. Sin dudarlo fue el verano de mi vida, un país más que tachar en mi mapa de viajes y lo más importante, un pelazo que me hacía ver por lo menos diez años más joven. Y como todo lo bueno se acaba había llegado el momento de volver a España.

Al aterrizar en Barajas, cuando me disponía a salir del avión, en la puerta esperaban por mi dos agentes de la guardia civil, que con mucha cautela y discreción se acercaron y me dijeron… caballero acompáñenos por aquí, mi cara fue de incredulidad, no entendía nada mientras les seguía hacia un cuarto reservado, uno de ellos me pidió mi pasaporte, lo abrió y miró la foto al mismo tiempo que me miraba a mí, mi cara era un poema, ahora tenía pelo, no me parecía nada a la foto de hace ocho años o más de aquel pasaporte a punto de caducar, el agente fue hacia donde estaba su compañero y a la distancia no me quitaban ojo, mientras miraban mi documento de viaje murmuraban y se reían. Uno de ellos se acercó de nuevo a mí y le pregunté qué era lo que pasaba y por qué me habían detenido, muy educado el señor agente me respondió, tenemos una orden internacional de busca y captura de un sujeto muy peligroso procedente de Turquía que se parece mucho físicamente a usted, con voz entrecortada le dije que yo no he hecho nada malo, solo fui a Turquía a hacerme un implante capilar y pasar unos días de vacaciones, al mismo tiempo que el otro guardia civil volvió con mi pasaporte, me lo devolvió y me dijo…

Disculpe las molestias caballero, puede irse, se ha salvado usted por los pelos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Burgos, un verano, dos abuelos y yo... Saturnino